martes, 22 de noviembre de 2011

QUEREMOS SEXO EXTREMO

Decía el mail: "Somos un grupo de personas, hombres y mujeres, que queremos sexo extremo. No estamos hablando de sexo duro, nada de sadomasoquismo. Lo que pedimos es un poco de acción en nuestra cama. En momentos claves de la vida, algunos optan por el deporte de aventura como una manera de quebrar la rutina, probar emociones nuevas, y demostrar al mundo y, sobre todo, a ti mismo que nada te asusta. Los que queremos sexo extremo".  -Alfredo, Manuel y Taty.

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¿Qué es sexo extremo? No hay una definición, pero sí demasiada confusión con el sexo duro. Tras varios días de indagaciones y esperas, al fin, puedo elaborar una brevísima lista de las llamadas prácticas sexuales no convencionales. Se trata de situaciones que rompen la rutina y que podrían refrescar una relación.

ACROFILIA. Hacerlo en lo más alto de un edificio, en un puente elevado, o al borde de un precipicio puede ser una buena forma de aumentar la adrenalina. No apto para cardiacos y fóbicos de altura.

LLUVIA DORADA. Que tu pareja orine encima de ti durante el acto sexual no es una ofensa sino una forma de probar algo distinto.

LLUVIA BLANCA. Que el semen te caiga sobre el pecho, el abdomen, los glúteos o la cara puede ser bastante fuera de lo común, considerando que a muchas mujeres el asunto les parece asqueroso. En el mejor de los casos ponen reparos al asociarlo con las películas XXX.

LOS TRÍOS. Meter a un tercero en nuestra cama es una decisión que puede traer consecuencias demoledoras en tu vida. No es solo una noche más. Conozco un caso en el que la sola iniciativa acabó por romper la relación. Ella fue la de la idea. Él aceptó. Ella llamaría a un servicio de acompañantes masculino. Desde ese instante, él se llenó de celos. En cuestión de horas, él sintió que ella no era la mujer con la que quería compartir su vida. Otra historia da cuenta de una pareja que probó con una desconocida en la cama matrimonial. El sexo fue espectacular, pero ella descubrió que era lesbiana. Y la última: ella y él, con un tercero en el lecho. Ella descubrió que el extraño lo hacía mejor que su marido. Desde entonces la relación comenzó a resquebrajarse. Un día se separaron.

EL BESO NEGRO.  Me dicen que es mejor subirse al último piso del Centro Cívico y arriesgar el cuerpo antes que sacar la lengua con dirección a la parte trasera de nuestro amor. El beso negro es una práctica muy mal colocada en el ranking de acciones compartidas en la cama. Consiste en besar/lamer el ano o el perineo. El placer es supremo por la gran cantidad de terminaciones nerviosas que hay en la zona. Sin embargo, se trata de una práctica peligrosa, pues es muy fácil adquirir Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y VIH/Sida.

El beso negro no es tan terrible si empieza como un juego. Los dados eróticos del psicólogo Víctor Cerna lo sugieren como opción. Claro, Cerna es delicado. Las caras de sus dados son sutiles, pero te pueden llevar allí. Una famosa sexóloga recomienda una buena higiene antes de solicitar el cariñito y aunque es obvio nunca está demás repetir el consejo.


Cualquier práctica es buena si ambos están de acuerdo. Imponer aquí no vale. Y si bien es cierto que algunos ponen más reticencias con lo 'nuevo' o lo 'sucio, lo recomendable es negociar y persuadir a la pareja.

¿Qué otras prácticas consideras como extremas? ¿Te da asco el beso negro o la lluvia dorada? ¿Crees que estas prácticas refrescarán tu relación?

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